Antes del Programa de Mentoría me encontraba haciendo mi segundo año de carrera universitaria, comunicación, y con un único objetivo fijo; viajar. Mi encuentro con el programa fue en un principio por muy buenas referencias de las personas que lo habían cursado el año anterior. Antes de contratar el servicio me encontraba en plena crisis vocacional. Hacía tres años que cursaba psicología (la carrera que tenía planeada desde chica) y últimamente, por diferentes motivos no me estaba dando nada de lo que buscaba o esperaba. No me “llenaba”. Iba sin ganas, me aburría en las clases y me sentía que el tiempo invertido ahí era una pérdida de tiempo.En el 2015 decidí dejarla, al principio con miedo por lo que pudiera opinar mi familia, pero luego con un alivio que hacía tiempo no sentía. Ahí empecé a preguntarme realmente que quería hacer de mi vida. Uno de los retos que tenía era organizar mi vida. Encontrar mi vocación y saber cómo llevarla a cabo. Siempre se me había dicho que el tener una carrera universitaria era sinónimo de tener estabilidad económica y laboral. (lo cual con el tiempo pude comprobar que no es así.) El transformar este pensamiento fue muy dificultoso para mí. Al “jugármela” por algo que, según todos, era para “morir de hambre”, tenía que tener y encontrar alguna forma de que diera resultados. Necesitaba entender cómo es que se podía vivir de algo artístico. Me di cuenta de que la vida es muy corta para pasarla trabajando de algo que no nos complete o nos haga felices. Pienso que antes de comenzar Mentoría estaba atrapada por la rutina; siempre intente hacer cosas por fuera del trabajo porque sabía que la vida no consistía solo en eso, así que siempre tenia alguna actividad extra y si no la tenia la buscaba. "Antes de la mentoria pensaba como la mayoría de las personas que no nacen adineradas, como nos educan, que iba a tener un empleo y que toda mi vida iba a ser una empleada. Pensaba que era algo casi imposible poder llegar a vivir de lo que a uno le gusta, de lo que uno mismo elija hacer. De a poco estas ideas se volvieron más firmes en mi, mientras practicaba y leía aquellos libros en las clases de mentoria, igualmente no dejaba de ser un reto, animarse a salir de la zona de confort, para irse a lo desconocido, a un lugar donde quizás al principio no te sientas tan segura, donde corras riesgos, donde se sienta esa adrenalina incomparable de animarse, de arriesgarse. |
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"Antes de hacer la mentoría, yo tenía claro lo que quería para mi vida, pero no sabía con exactitud hacia dónde lo quería llevar. Tenía la leve idea, de que tendría que tener otro trabajo además de la acrobacia y la danza.
Pero al introducirme en el tema emprendedurismo, y empezar a entender de a poco cómo funciona, etc., entendí que no iba a ser necesario. Aunque sea difícil, prefiero tomar ese camino, crecer, fracasar, levantarme, seguir creciendo, seguir fracasando, pero llegar a un día y mirar atrás para ver el camino recorrido y estar orgullosa de haberlo logrado"