Ciclo "ELLOS LO HICIERON" # 10
Para leer o escuchar.
Mano a mano con Enrique Topolansky
"Acercarse al distinto"
¡Llegó el cierre, con broche de oro!
Y qué mejor, que recibir en esta última entrevista al Sr. Enrique Topolansky. Un referente del ecosistema emprendedor y fundador del Centro de Innovación y Emprendimientos (CIE) y de la Red Emprende Cultura Uruguay. Organizaciones que han apoyado este Ciclo.
Arrinconamos a Topolansky en las instalaciones del CIE y tuvimos un encuentro que de verdad, no podés dejar de escuchar o leer.
La diferencia entre trabajar en un emprendimiento y que sea un estilo de vida, queda clara en las palabras de Enrique.
¡No pudimos elegir mejor este cierre!
Y qué mejor, que recibir en esta última entrevista al Sr. Enrique Topolansky. Un referente del ecosistema emprendedor y fundador del Centro de Innovación y Emprendimientos (CIE) y de la Red Emprende Cultura Uruguay. Organizaciones que han apoyado este Ciclo.
Arrinconamos a Topolansky en las instalaciones del CIE y tuvimos un encuentro que de verdad, no podés dejar de escuchar o leer.
La diferencia entre trabajar en un emprendimiento y que sea un estilo de vida, queda clara en las palabras de Enrique.
¡No pudimos elegir mejor este cierre!
Mano a mano con Enrique Topolansky: "Acercarse al distinto"
Leticia: Estoy con Enrique Topolansky, es el Director del CIE, Centro de Innovación y Emprendimientos de la Universidad ORT, y de la Red Emprende Cultura. Presentate un poco Enrique...
Enrique: A mí me gusta empezar diciendo por qué hago esto. Yo hago esto porque siento que el Uruguay se merece una oportunidad de agarrar el protagonismo que tuvo a lo largo de la historia en Latino América. Creo que Uruguay tiene un potencial brutal, en la gente, en el conocimiento, en la capacidad creativa, y esa capacidad, -no se ha perdido- pero se está desarrollando mal.
Yo siento que hoy está fallando el proceso educativo, estamos encorsetando demasiado a los jóvenes, y si seguimos en este camino vamos a tener una sociedad que cada vez piense menos, cada vez cree menos, cada vez genere menos oportunidades para los que vienen después. Siento que cuando trabajamos con esto que llamo ACTITUD EMPRENDEDORA estamos dimensionando un país distinto, en el cual quienes tienen potencial, en vez de salir a competir y consumir un puesto de trabajo, salen a crear, a ofrecer nuevas oportunidades para que los uruguayos tengan empleos de calidad, dignos, y sean capaces de potenciarse. En resumen, ¿por qué hago esto? Porque siento que es nuestro deber que cuando tenés un potencial seas capaz de darle oportunidades a los otros. ¿Cómo lo hacés? Generando ideas innovadoras que transforman algo y que a raíz de esa transformación agregan valor.
Al agregar valor vos generás nuevas oportunidades para que otros que quizás no tuvieron la oportunidad, o porque no tuvieron la oportunidad de animarse a hackear un sistema, a crecer o arriesgarse un poquito. Entonces ustedes, los que son emprendedores fueron capaces de arriesgarse a eso y a partir de ahí crear esas oportunidades. Lo hago por eso. Y a raíz de eso, en este camino que ya es de más de 17 años, creé este centro de innovación y emprendimientos que para mí es una escuela de vida, para mí es una escuela de aprendizaje en la cual lo que buscamos ayudar a que las personas destranquen su potencial y su actitud emprendedora. Así es como me defino. Este no es un lugar donde el objetivo sea lanzar una empresa, emprendimientos culturales o lanzar una sonda al espacio. El objetivo central es formar personas con una actitud diferente ante la vida: personas que sean capaces de, una vez que tienen las herramientas del conocimiento -que eso sí se hace bien- sean capaces de tener la sensibilidad adecuada para entender la problemática social, la problemática empresarial, la problemática ecológica, los distintos problemas que hay en el mundo. Y utilizando el conocimiento ser capaz de agregar valor, y eso SE ENTRENA, esa es la buena noticia.
Hay mucha gente que dice “yo no nací para esto”, bueno, lo que hemos aprendido en estos 17 años es que todos pueden emprender, lo primero que tienen que tener es un sueño, para eso hay que dejar a los niños que sueñen. Si vos los dejás que sueñen y los ayudás a soñar y les das confianza en su sueño, se puede dar un siguiente paso que es emponderarlos, darles las herramientas que para que sean capaces de decir “tengo este sueño, lo quiero impulsar.” Acá aparece uno de los grandes problemas, en las escuelas, en los liceos, en la universidad, nos dicen “si vos tenés un sueño, tenés que hacer un plan, tenés que tener recursos, tenés que moverte de tal manera” como si el mundo fuera determinista, que si vos hacés todo eso perfecto, vas a lograr tu sueño.
L: Como si hubiera una fórmula única.
E: Como si hubiera una fórmula única. Y es una gran mentira. Entonces, una de las cosas que nosotros entrenamos acá es a moverse en ámbitos de incertidumbre. A ser capaz de soñar, y en eso compartimos, pero la gran diferencia es que en vez de decir “¿qué necesito para llegar a esa meta?” aprender a mirar hacia adentro y hacia los interlocutores que uno tiene y a decir “¿con qué cuento hoy?” y todos tenemos mucho. Con eso que contás decir, “¿qué primer paso puedo dar en el camino deseado?” El camino hacia tu sueño no se hace en único plan que la mayoría de la gente se queda esperando para conseguir las cosas.
L: ¿Sería como la diferencia entre el que espera que el momentos sea perfecto y el que crea el momento?
E: Exacto. Esa es la diferencia, y eso hay que entrenarlo. Y eso es lo que llamamos ACTITUD EMPRENDEDORA.
L: Está bueno que digas que se entrena, porque parece que hay un gen emprendedor, no sé qué opinás vos, yo opino que sí, hay unos que nacen ya porque vienen de familias emprendedoras o porque ya nacen con ese bichito… Y hay otros que dicen “esa no es mi realidad, no tengo los recursos.”
E: Si el nacimiento es desde el momento que nacés hasta que morís, por lo tanto si siempre estás naciendo, comparto que se nace. Ahora, si nacimiento es lo que vos traés desde el vientre materno ahí sí no coincido, yo creo que hoy por hoy todos nacemos con el potencial de llegar a donde queremos. Después sí, hay un factor que es muy excluyente que tiene que ver con dónde naciste, y eso puede ser zona geográfica, contexto cultural, experiencias que vivas.
L: Lo que te programó digamos.
E: Exactamente. Entonces yo creo que pasa mucho más por condiciones ambientales, por ejemplo, quién fue el que te inspiró. Por ejemplo, a mí me inspiró mi abuelo, y mi abuelo siempre fue mi modelo, de luchador, de tipo que metía para adelante, que decía “la mejor forma de hacerlo, es dar el primer paso y a partir de ahí, entrenar y seguir adelante.” Entonces eso a mí me marcó mucho, y cuando tenés referentes que te inspiran, lo que generan es una espiral positiva de crecimiento. Lo que a veces nos pasa, y eso es ser muy uruguayo, es que te rodeás de un entorno gris, donde está todo mal, y ahí se genera una espiral descendente, que te chupa. Lo que hay que hacer, y es parte de entrenar esta actitud, es aprender a dejar ir, aprender a liberar aquellas energías negativas. Es decir, si hay gente en tu entorno que permanentemente es un lastre, lamentablemente hay que saber abrir las manos y dejarlo ir. Hay algunas excepciones, si es un hijo o alguien de tu familia, vas a tener que apoyarlo o intentar revertirlo, pero muchas veces es gente con la que no tenés ningún compromiso y es mucho mejor soltarlo y dejarlo ir que quedarte agarrarlo y hundirte.
Enrique: A mí me gusta empezar diciendo por qué hago esto. Yo hago esto porque siento que el Uruguay se merece una oportunidad de agarrar el protagonismo que tuvo a lo largo de la historia en Latino América. Creo que Uruguay tiene un potencial brutal, en la gente, en el conocimiento, en la capacidad creativa, y esa capacidad, -no se ha perdido- pero se está desarrollando mal.
Yo siento que hoy está fallando el proceso educativo, estamos encorsetando demasiado a los jóvenes, y si seguimos en este camino vamos a tener una sociedad que cada vez piense menos, cada vez cree menos, cada vez genere menos oportunidades para los que vienen después. Siento que cuando trabajamos con esto que llamo ACTITUD EMPRENDEDORA estamos dimensionando un país distinto, en el cual quienes tienen potencial, en vez de salir a competir y consumir un puesto de trabajo, salen a crear, a ofrecer nuevas oportunidades para que los uruguayos tengan empleos de calidad, dignos, y sean capaces de potenciarse. En resumen, ¿por qué hago esto? Porque siento que es nuestro deber que cuando tenés un potencial seas capaz de darle oportunidades a los otros. ¿Cómo lo hacés? Generando ideas innovadoras que transforman algo y que a raíz de esa transformación agregan valor.
Al agregar valor vos generás nuevas oportunidades para que otros que quizás no tuvieron la oportunidad, o porque no tuvieron la oportunidad de animarse a hackear un sistema, a crecer o arriesgarse un poquito. Entonces ustedes, los que son emprendedores fueron capaces de arriesgarse a eso y a partir de ahí crear esas oportunidades. Lo hago por eso. Y a raíz de eso, en este camino que ya es de más de 17 años, creé este centro de innovación y emprendimientos que para mí es una escuela de vida, para mí es una escuela de aprendizaje en la cual lo que buscamos ayudar a que las personas destranquen su potencial y su actitud emprendedora. Así es como me defino. Este no es un lugar donde el objetivo sea lanzar una empresa, emprendimientos culturales o lanzar una sonda al espacio. El objetivo central es formar personas con una actitud diferente ante la vida: personas que sean capaces de, una vez que tienen las herramientas del conocimiento -que eso sí se hace bien- sean capaces de tener la sensibilidad adecuada para entender la problemática social, la problemática empresarial, la problemática ecológica, los distintos problemas que hay en el mundo. Y utilizando el conocimiento ser capaz de agregar valor, y eso SE ENTRENA, esa es la buena noticia.
Hay mucha gente que dice “yo no nací para esto”, bueno, lo que hemos aprendido en estos 17 años es que todos pueden emprender, lo primero que tienen que tener es un sueño, para eso hay que dejar a los niños que sueñen. Si vos los dejás que sueñen y los ayudás a soñar y les das confianza en su sueño, se puede dar un siguiente paso que es emponderarlos, darles las herramientas que para que sean capaces de decir “tengo este sueño, lo quiero impulsar.” Acá aparece uno de los grandes problemas, en las escuelas, en los liceos, en la universidad, nos dicen “si vos tenés un sueño, tenés que hacer un plan, tenés que tener recursos, tenés que moverte de tal manera” como si el mundo fuera determinista, que si vos hacés todo eso perfecto, vas a lograr tu sueño.
L: Como si hubiera una fórmula única.
E: Como si hubiera una fórmula única. Y es una gran mentira. Entonces, una de las cosas que nosotros entrenamos acá es a moverse en ámbitos de incertidumbre. A ser capaz de soñar, y en eso compartimos, pero la gran diferencia es que en vez de decir “¿qué necesito para llegar a esa meta?” aprender a mirar hacia adentro y hacia los interlocutores que uno tiene y a decir “¿con qué cuento hoy?” y todos tenemos mucho. Con eso que contás decir, “¿qué primer paso puedo dar en el camino deseado?” El camino hacia tu sueño no se hace en único plan que la mayoría de la gente se queda esperando para conseguir las cosas.
L: ¿Sería como la diferencia entre el que espera que el momentos sea perfecto y el que crea el momento?
E: Exacto. Esa es la diferencia, y eso hay que entrenarlo. Y eso es lo que llamamos ACTITUD EMPRENDEDORA.
L: Está bueno que digas que se entrena, porque parece que hay un gen emprendedor, no sé qué opinás vos, yo opino que sí, hay unos que nacen ya porque vienen de familias emprendedoras o porque ya nacen con ese bichito… Y hay otros que dicen “esa no es mi realidad, no tengo los recursos.”
E: Si el nacimiento es desde el momento que nacés hasta que morís, por lo tanto si siempre estás naciendo, comparto que se nace. Ahora, si nacimiento es lo que vos traés desde el vientre materno ahí sí no coincido, yo creo que hoy por hoy todos nacemos con el potencial de llegar a donde queremos. Después sí, hay un factor que es muy excluyente que tiene que ver con dónde naciste, y eso puede ser zona geográfica, contexto cultural, experiencias que vivas.
L: Lo que te programó digamos.
E: Exactamente. Entonces yo creo que pasa mucho más por condiciones ambientales, por ejemplo, quién fue el que te inspiró. Por ejemplo, a mí me inspiró mi abuelo, y mi abuelo siempre fue mi modelo, de luchador, de tipo que metía para adelante, que decía “la mejor forma de hacerlo, es dar el primer paso y a partir de ahí, entrenar y seguir adelante.” Entonces eso a mí me marcó mucho, y cuando tenés referentes que te inspiran, lo que generan es una espiral positiva de crecimiento. Lo que a veces nos pasa, y eso es ser muy uruguayo, es que te rodeás de un entorno gris, donde está todo mal, y ahí se genera una espiral descendente, que te chupa. Lo que hay que hacer, y es parte de entrenar esta actitud, es aprender a dejar ir, aprender a liberar aquellas energías negativas. Es decir, si hay gente en tu entorno que permanentemente es un lastre, lamentablemente hay que saber abrir las manos y dejarlo ir. Hay algunas excepciones, si es un hijo o alguien de tu familia, vas a tener que apoyarlo o intentar revertirlo, pero muchas veces es gente con la que no tenés ningún compromiso y es mucho mejor soltarlo y dejarlo ir que quedarte agarrarlo y hundirte.

L: Estamos en un medio en el que “en el Uruguay del arte no se puede vivir” es un eslogan y el que lo hace “no será porque lo hace sólo del arte”. Venimos con esa consigna que con este ciclo buscamos desmitificar y hablar con esas personas que están con las manos en la masa. Una de las cosas que vemos trabajando con aspirantes a artistas es que justamente el entorno más hostil es el más íntimo, no es el ajeno, sino sus propios padres que les dicen “no, está bien que te lo tomes como un hobbie, pero sí o sí tenés que hacer una carrera”
E: Porque te quiero te voy a decir todo esto
L: Es que está como enmascarado, en esa cosa del amor, que no dudo que sea así, no creo que ningún padre lo haga de malas. No sé si eso pasa en todo el entorno emprendedor o nos pasa sólo a los artistas.
E: Eso pasa absolutamente en todo el entorno emprendedor porque vivimos en un Uruguay que es estatista, en el cual el modelo de seguridad está dado por las condiciones que genera el estado, entonces tu tenés que la mayoría de los jóvenes quieren ir a funciones públicas, si bien eso se está revirtiendo, todavía sigue siendo un valor que te den seguridad. La seguridad, el salir o no de la zona de confort, es algo nuevamente que hay que entrenarlo.
Yo creo que sí, que en general todos lo que quieren emprender que vienen de entornos clásicos familiares, la mayoría de las veces sus familias le van a decir que no se puede, que no lo intenten y que en Uruguay no están dadas las condiciones. A su vez en el arte es peor, es mucho más profundo, porque la cultura en sí es vista como algo marginal, como algo que quizás lo tengan las altas clases sociales y que el pueblo en general no puede llegar ahí porque es caro, porque no genera ingresos, por una cantidad de mitos y leyendas. Y en realidad, yo creo que siempre la oportunidad existe y que depende principalmente del potencial que tú tengas.
Hoy por hoy, vivimos en un mundo en el cual lo material dejó de ser una limitante, los recursos pasan de ser escasos a ser superavitarios. Cuando vivimos en un mundo en el cual se interconecta a nivel de comunicación, a través de internet, y podemos llegar a audiencias de todos lados, inmediatamente la cultura puede pararse arriba de estas nuevas dimensiones y de estos nuevos canales. Obviamente, hay algunos ámbitos de las culturas en los cuales puedas decir “yo no me puedo nutrir de estos canales nuevos” y ahí, en general, es donde aparecen los paradigmas. ¿Por qué? Porque quizás podemos decir “una danza contemporánea, ¿para qué me puede servir internet?” Si pensamos en la danza en un espacio físico asociada a un lugar, probablemente me cueste mucho visualizar cómo conectar. Ahora si yo logro encontrar un canal a través del cual puedo convertirla en una energía virtual y hacer de que esto sea disfrutado de todos lados probablemente tu mercado pase a ser infinito.
L: Sí, nosotros también somos conservadores en algunos aspectos. Parece que los artistas no tuviéramos el conservadurismo a veces, pero todo lo contrario. En el arte escénico especialmente somos como bastante herméticos a veces.
E: Eso es porque toda comunidad que tiende a cerrarse tiende a ser más hermética que una comunidad abierta, entonces yo creo que el gran desafío es lograr acercarse al distinto. Cuando vos te lográs acercar al que piensa distinto es ahí donde aparecen las oportunidades de valor.
L: ¿Y sentís que hace falta un acercamiento entre los protagonistas del mundo artístico y del emprendedurismo? ¿Sentís que hay una brecha en el medio?
E: Hay una brecha tremenda [entre el emprendedurismo en general y el artístico] en general la gente de cultura es bastante de cerrarse en guetos y endogámica, y eso es muy malo. En la medida que logren que esa malla sea más permeable, van a aparecer cantidad de oportunidades. Cuando conectamos el arte con la ingeniería, por ejemplo, y automáticamente aparecen nuevos instrumentos, nuevos ritmos, nuevas melodías, aparecen nuevas formas de comunicar; ahora lo difícil de esto es que hablamos lenguajes distintos, y cuando hablás lenguajes distintos y vos querés comunicarte es muy difícil trabajar, imaginate si viene un chino acá y yo le hablo español y tenemos otra persona que habla alemán.
L: Si no hay buena voluntad, hay conflicto.
E: Exacto, pero siempre podemos recurrir al arte, podemos recurrir a técnicas visuales, al cuerpo. Si yo siento un chino, un alemán y un uruguayito y lo que pongo en el medio es una hoja en blanco, plasticina o legos y entre todos empezamos a modelar algo, desaparece el lenguaje, se reconvierte. Creo que hoy ya hay instrumentos que nos ayudan a que estos mundos que corren por separado y que naturalmente no se tocan porque tienen cabezas distintas, paradigmas distintos, hoy hay puentes que permiten conectarlos, por ejemplo, a través de design thinking. Lo que hay que lograr es vencer la inercia más difícil que es la inercia de lo humano, la que juzga y dice “tenés un tatuaje, ah, no, para mí las personas con tatuaje son personas raras” o “vino con corbata, usa traje”. Entonces, cuando tú ves sólo la capa exterior y no sos capaz de conectar, es ahí cuando no sos capaz de salir de tu zona de confort. Hay que fomentar mucho más los encuentros entre los colectivos, y en ese sentido la Agencia Nacional de Innovación acaba de dar un paso estratégico la semana pasada al lanzar los nuevos productos para emprendimientos culturales. Es interesantísimo porque uno de los grandes desafíos es que establece recursos, plata, para trabajar en conjunto empresas no tradicionales de la cultura con empresas de la cultura. Entonces, ¿qué estamos haciendo? Estamos obligando a que se junten, dado que no se juntan solos, pongámoslos en conjunto.
E: Porque te quiero te voy a decir todo esto
L: Es que está como enmascarado, en esa cosa del amor, que no dudo que sea así, no creo que ningún padre lo haga de malas. No sé si eso pasa en todo el entorno emprendedor o nos pasa sólo a los artistas.
E: Eso pasa absolutamente en todo el entorno emprendedor porque vivimos en un Uruguay que es estatista, en el cual el modelo de seguridad está dado por las condiciones que genera el estado, entonces tu tenés que la mayoría de los jóvenes quieren ir a funciones públicas, si bien eso se está revirtiendo, todavía sigue siendo un valor que te den seguridad. La seguridad, el salir o no de la zona de confort, es algo nuevamente que hay que entrenarlo.
Yo creo que sí, que en general todos lo que quieren emprender que vienen de entornos clásicos familiares, la mayoría de las veces sus familias le van a decir que no se puede, que no lo intenten y que en Uruguay no están dadas las condiciones. A su vez en el arte es peor, es mucho más profundo, porque la cultura en sí es vista como algo marginal, como algo que quizás lo tengan las altas clases sociales y que el pueblo en general no puede llegar ahí porque es caro, porque no genera ingresos, por una cantidad de mitos y leyendas. Y en realidad, yo creo que siempre la oportunidad existe y que depende principalmente del potencial que tú tengas.
Hoy por hoy, vivimos en un mundo en el cual lo material dejó de ser una limitante, los recursos pasan de ser escasos a ser superavitarios. Cuando vivimos en un mundo en el cual se interconecta a nivel de comunicación, a través de internet, y podemos llegar a audiencias de todos lados, inmediatamente la cultura puede pararse arriba de estas nuevas dimensiones y de estos nuevos canales. Obviamente, hay algunos ámbitos de las culturas en los cuales puedas decir “yo no me puedo nutrir de estos canales nuevos” y ahí, en general, es donde aparecen los paradigmas. ¿Por qué? Porque quizás podemos decir “una danza contemporánea, ¿para qué me puede servir internet?” Si pensamos en la danza en un espacio físico asociada a un lugar, probablemente me cueste mucho visualizar cómo conectar. Ahora si yo logro encontrar un canal a través del cual puedo convertirla en una energía virtual y hacer de que esto sea disfrutado de todos lados probablemente tu mercado pase a ser infinito.
L: Sí, nosotros también somos conservadores en algunos aspectos. Parece que los artistas no tuviéramos el conservadurismo a veces, pero todo lo contrario. En el arte escénico especialmente somos como bastante herméticos a veces.
E: Eso es porque toda comunidad que tiende a cerrarse tiende a ser más hermética que una comunidad abierta, entonces yo creo que el gran desafío es lograr acercarse al distinto. Cuando vos te lográs acercar al que piensa distinto es ahí donde aparecen las oportunidades de valor.
L: ¿Y sentís que hace falta un acercamiento entre los protagonistas del mundo artístico y del emprendedurismo? ¿Sentís que hay una brecha en el medio?
E: Hay una brecha tremenda [entre el emprendedurismo en general y el artístico] en general la gente de cultura es bastante de cerrarse en guetos y endogámica, y eso es muy malo. En la medida que logren que esa malla sea más permeable, van a aparecer cantidad de oportunidades. Cuando conectamos el arte con la ingeniería, por ejemplo, y automáticamente aparecen nuevos instrumentos, nuevos ritmos, nuevas melodías, aparecen nuevas formas de comunicar; ahora lo difícil de esto es que hablamos lenguajes distintos, y cuando hablás lenguajes distintos y vos querés comunicarte es muy difícil trabajar, imaginate si viene un chino acá y yo le hablo español y tenemos otra persona que habla alemán.
L: Si no hay buena voluntad, hay conflicto.
E: Exacto, pero siempre podemos recurrir al arte, podemos recurrir a técnicas visuales, al cuerpo. Si yo siento un chino, un alemán y un uruguayito y lo que pongo en el medio es una hoja en blanco, plasticina o legos y entre todos empezamos a modelar algo, desaparece el lenguaje, se reconvierte. Creo que hoy ya hay instrumentos que nos ayudan a que estos mundos que corren por separado y que naturalmente no se tocan porque tienen cabezas distintas, paradigmas distintos, hoy hay puentes que permiten conectarlos, por ejemplo, a través de design thinking. Lo que hay que lograr es vencer la inercia más difícil que es la inercia de lo humano, la que juzga y dice “tenés un tatuaje, ah, no, para mí las personas con tatuaje son personas raras” o “vino con corbata, usa traje”. Entonces, cuando tú ves sólo la capa exterior y no sos capaz de conectar, es ahí cuando no sos capaz de salir de tu zona de confort. Hay que fomentar mucho más los encuentros entre los colectivos, y en ese sentido la Agencia Nacional de Innovación acaba de dar un paso estratégico la semana pasada al lanzar los nuevos productos para emprendimientos culturales. Es interesantísimo porque uno de los grandes desafíos es que establece recursos, plata, para trabajar en conjunto empresas no tradicionales de la cultura con empresas de la cultura. Entonces, ¿qué estamos haciendo? Estamos obligando a que se junten, dado que no se juntan solos, pongámoslos en conjunto.

L: Vamos a atraerlos, y a demostrarles que está bueno, que es una oportunidad para ambas partes. ¿Es un poco la función que cumplen con la Red Emprende Cultura?
E: Exactamente, Emprende Cultura hoy funciona como institución patrocinadora para ayudar a los sectores culturales a vincularse con sectores no tradicionales y para ayudarlos a emprender, es decir, para ayudarlos a que cuando tenés una idea esa idea pueda convertirse en una realidad.
L: ¿Quiénes acceden? ¿Es una red abierta para recibir a todos los que quieran?
E: Sí, la Red Emprende Cultura es una red abierta en la cual todos los que tienen ideas pueden acercarse y de alguna manera los vamos a orientar, guiar, para trabajar específicamente en ese ámbito de emprendimientos culturales. Por otro lado, el Centro de Innovación y Emprendimientos tiene una única restricción que es que al menos un integrante del equipo tiene que estar vinculado de alguna manera a la universidad, puede ser egresado, puede haber empezado y no haber terminado, puede estar cursando, no importa, pero tiene que haber algún vínculo para la parte más de incubación física dentro de la institución.
L: En el arte escénico y en cualquier carrera u oficio, por lo menos en nuestra área, no nos enseñan, no tenemos en la formación este tipo de formación emprendedora. Tenemos muchos años estudiando métodos o técnicas para ser buenos bailarines, buenos actores o buenos acróbatas pero cuando llegamos al final de la carrera quedamos con el título boyando y no sabemos qué hacer o nos quedamos esperando el casting de nuestra vida o que nos llame un director. Como que el emprender dentro de los artistas no es un terreno -sí viable- pero no lo ponen en la mesa en las carreras, no sé cómo es la realidad en las otras carreras pero, ¿sentís que hace falta una formación emprendedora para todas las áreas? ¿por qué quedamos con el título como si la única opción fuera ir a buscar trabajo?
E: Es una pregunta interesante y tiene muchos aspectos filosóficos, porque algunos te pueden decir que no quieren ser emprendedores y que quieren tener la vida más resuelta y que alguien les garantice un puesto de trabajo y yo no soy quién para obligarlos y decir “vos tenés que emprender y hacer tal cosa.” Entonces, yo creo que hoy estamos pasando un momento en el que nos hemos pasado de mambo en decir que la solución es que todos sean emprendedores. A mí, en lo personal, me encanta que todas las personas tengan una actitud emprendedora, sin embargo, me han hecho ver y he reflexionado, que el ser humano es hermoso cada uno como es y que cada uno tiene derecho a elegir si quiere un estilo de vida u otro diferente. Entonces, ¿a dónde quiero ir? Sí entiendo que hoy no hay absolutamente nada para que el que quiera emprender pueda hacerlo en muchísimas carreras. En mi opinión, debería aumentarse la oferta para que aquellos que quieran emprender puedan hacerlo pero siempre respetando al que no quiere hacerlo.
L: Sí, sí, pero que sea como un acercamiento, un área más, porque ahora yo veo que la opción es la otra…
E: Hoy está en cero y esa opción también limita. Y como tú decís correctísimamente hoy por hoy te forman para obedecer, te forman para seguir órdenes, te forman para un plan que está diseñado que te conduce a trabajar en un empleo fijo, y eso, nuevamente, es limitar la libertad del individuo. Hoy por hoy deberíamos enseñarle a los artistas, pero también a los médicos e ingenieros, que existen otros caminos; uno de ellos es el del trabajo como empleado, otro de ellos es el de emprendedor, pero hay otro tipo de trabajo que tiene que ver con el trabajo social, no remunerado, con el trabajo del que va a trabajar en temas religiosos o cosas del estilo. Cada uno puede elegir el camino que quiere y eso creo que eso es lo que hay que fomentar, cada vez más la libertad en ese sentido.
Yendo específicamente al tema de emprendedores, yo creo que hoy en Uruguay se hace muy bien el tema de la formación específica, ahora, hay todo otro conjunto de habilidades que tienen que ver con lo que se llaman las “habilidades blandas”, las habilidades que tienen que ver con socializar, generar tu propia capacidad de estímulo y de energía para moverte atrás de un sueño, las capacidades de conectar con otras personas, de empatizar con el otro y conectar para entender una situación y ser capaz de, utilizando las capacidades que tenés, generar un valor, habilidades que no se están enseñando. Y que en general, los profesionales las aprenden a lo largo de la escuela de la vida, porque te pegaste, fracasaste y volviste a intentar. Hoy por hoy, con ambientes como este que tenemos acá en el centro de innovación lo que intentamos es que en paralelo que van formándose a lo largo de la carrera vengan a este gimnasio a entrenar esas habilidades blandas. Esas habilidades se entrenan saliendo a la calle, haciendo una inmersión en el área en la que vas a trabajar.
L: ¿Coincidís con esa teoría de que el emprendedor es una persona inquieta, disconforme? ¿Lo que despierta la idea emprendedora es dar con un problema pero no esperar a que otro lo solucione? ¿Es un patrón en común?
E: Los emprendedores, si tuviera que definir un patrón en común, lo que tienen es mucha capacidad de creer en algo, y a través de ese sueño, hacer todo lo que esté a su alcance, y mucho más, para que eso pase. El emprendedor es capaz de construir algo que no existe, y empezar sin saber si va a tener los recursos para hacerlo. Muchas veces se dice que los emprendedores tienen una determinada personalidad, yo no creo eso, lo que tienen en común es una forma de pensar. Tenemos emprendedores más reservados o más extrovertidos, pero lo que comparten es la capacidad de tener un sueño primero, en segundo lugar, de querer actuar, y en base a lo que tienen empezar a caminar para perseguir ese sueño. Lo interesante es que cuando empezás a caminar, quizás cuando das un primer paso, no ves un camino que te lleve al sueño, pero cuando das un primer paso y un segundo paso, ya mirás desde otro ángulo y empezás a ver caminos que antes no veías. Esto que parece muy simple para un emprendedor, a una persona que no es emprendedora lo congela.
L: Es el miedo…
E: Es el miedo y una sociedad que penaliza bastante el fracaso.
E: Exactamente, Emprende Cultura hoy funciona como institución patrocinadora para ayudar a los sectores culturales a vincularse con sectores no tradicionales y para ayudarlos a emprender, es decir, para ayudarlos a que cuando tenés una idea esa idea pueda convertirse en una realidad.
L: ¿Quiénes acceden? ¿Es una red abierta para recibir a todos los que quieran?
E: Sí, la Red Emprende Cultura es una red abierta en la cual todos los que tienen ideas pueden acercarse y de alguna manera los vamos a orientar, guiar, para trabajar específicamente en ese ámbito de emprendimientos culturales. Por otro lado, el Centro de Innovación y Emprendimientos tiene una única restricción que es que al menos un integrante del equipo tiene que estar vinculado de alguna manera a la universidad, puede ser egresado, puede haber empezado y no haber terminado, puede estar cursando, no importa, pero tiene que haber algún vínculo para la parte más de incubación física dentro de la institución.
L: En el arte escénico y en cualquier carrera u oficio, por lo menos en nuestra área, no nos enseñan, no tenemos en la formación este tipo de formación emprendedora. Tenemos muchos años estudiando métodos o técnicas para ser buenos bailarines, buenos actores o buenos acróbatas pero cuando llegamos al final de la carrera quedamos con el título boyando y no sabemos qué hacer o nos quedamos esperando el casting de nuestra vida o que nos llame un director. Como que el emprender dentro de los artistas no es un terreno -sí viable- pero no lo ponen en la mesa en las carreras, no sé cómo es la realidad en las otras carreras pero, ¿sentís que hace falta una formación emprendedora para todas las áreas? ¿por qué quedamos con el título como si la única opción fuera ir a buscar trabajo?
E: Es una pregunta interesante y tiene muchos aspectos filosóficos, porque algunos te pueden decir que no quieren ser emprendedores y que quieren tener la vida más resuelta y que alguien les garantice un puesto de trabajo y yo no soy quién para obligarlos y decir “vos tenés que emprender y hacer tal cosa.” Entonces, yo creo que hoy estamos pasando un momento en el que nos hemos pasado de mambo en decir que la solución es que todos sean emprendedores. A mí, en lo personal, me encanta que todas las personas tengan una actitud emprendedora, sin embargo, me han hecho ver y he reflexionado, que el ser humano es hermoso cada uno como es y que cada uno tiene derecho a elegir si quiere un estilo de vida u otro diferente. Entonces, ¿a dónde quiero ir? Sí entiendo que hoy no hay absolutamente nada para que el que quiera emprender pueda hacerlo en muchísimas carreras. En mi opinión, debería aumentarse la oferta para que aquellos que quieran emprender puedan hacerlo pero siempre respetando al que no quiere hacerlo.
L: Sí, sí, pero que sea como un acercamiento, un área más, porque ahora yo veo que la opción es la otra…
E: Hoy está en cero y esa opción también limita. Y como tú decís correctísimamente hoy por hoy te forman para obedecer, te forman para seguir órdenes, te forman para un plan que está diseñado que te conduce a trabajar en un empleo fijo, y eso, nuevamente, es limitar la libertad del individuo. Hoy por hoy deberíamos enseñarle a los artistas, pero también a los médicos e ingenieros, que existen otros caminos; uno de ellos es el del trabajo como empleado, otro de ellos es el de emprendedor, pero hay otro tipo de trabajo que tiene que ver con el trabajo social, no remunerado, con el trabajo del que va a trabajar en temas religiosos o cosas del estilo. Cada uno puede elegir el camino que quiere y eso creo que eso es lo que hay que fomentar, cada vez más la libertad en ese sentido.
Yendo específicamente al tema de emprendedores, yo creo que hoy en Uruguay se hace muy bien el tema de la formación específica, ahora, hay todo otro conjunto de habilidades que tienen que ver con lo que se llaman las “habilidades blandas”, las habilidades que tienen que ver con socializar, generar tu propia capacidad de estímulo y de energía para moverte atrás de un sueño, las capacidades de conectar con otras personas, de empatizar con el otro y conectar para entender una situación y ser capaz de, utilizando las capacidades que tenés, generar un valor, habilidades que no se están enseñando. Y que en general, los profesionales las aprenden a lo largo de la escuela de la vida, porque te pegaste, fracasaste y volviste a intentar. Hoy por hoy, con ambientes como este que tenemos acá en el centro de innovación lo que intentamos es que en paralelo que van formándose a lo largo de la carrera vengan a este gimnasio a entrenar esas habilidades blandas. Esas habilidades se entrenan saliendo a la calle, haciendo una inmersión en el área en la que vas a trabajar.
L: ¿Coincidís con esa teoría de que el emprendedor es una persona inquieta, disconforme? ¿Lo que despierta la idea emprendedora es dar con un problema pero no esperar a que otro lo solucione? ¿Es un patrón en común?
E: Los emprendedores, si tuviera que definir un patrón en común, lo que tienen es mucha capacidad de creer en algo, y a través de ese sueño, hacer todo lo que esté a su alcance, y mucho más, para que eso pase. El emprendedor es capaz de construir algo que no existe, y empezar sin saber si va a tener los recursos para hacerlo. Muchas veces se dice que los emprendedores tienen una determinada personalidad, yo no creo eso, lo que tienen en común es una forma de pensar. Tenemos emprendedores más reservados o más extrovertidos, pero lo que comparten es la capacidad de tener un sueño primero, en segundo lugar, de querer actuar, y en base a lo que tienen empezar a caminar para perseguir ese sueño. Lo interesante es que cuando empezás a caminar, quizás cuando das un primer paso, no ves un camino que te lleve al sueño, pero cuando das un primer paso y un segundo paso, ya mirás desde otro ángulo y empezás a ver caminos que antes no veías. Esto que parece muy simple para un emprendedor, a una persona que no es emprendedora lo congela.
L: Es el miedo…
E: Es el miedo y una sociedad que penaliza bastante el fracaso.

L: “Me dijeron que en el Uruguay no se puede vivir del arte, mis padres me dijeron que estaba loco porque me iba a morir de hambre” entonces todo esto va generando MIEDO, miedo a morirme de hambre, a pasar mal y miedo al fracaso. ¿Cuál es la diferencia entre un emprendedor y un no emprendedor de cara al fracaso?
E: Es interesantísimo porque de alguna manera toda esa condición de miedo es aprendida. Todos hemos visto nenes chiquitos aprendiendo a caminar, el nene se cae una y otra vez, se levanta, quizás llora, pero en todo momento tiene la guía del padre o del padre que lo llaman, que lo alientan hasta que finalmente un día lo logran y es el mayor regalo para una madre o un padre cuando ves que tu hijo salió caminando y se va caminando solo. Y eso que parece tan natural, cuando nuestros hijos nos dicen “quiero ser artista” o cualquier profesión que sea no tradicional, en vez de estimularlo, reforzarlo, lo que hacemos es castigarlo. ¿Por qué somos tan buenos coach con niños chiquitos y tan malos cuando nuestros hijos quieren despegar con lo que realmente siente? Y es con esa forma de enseñar, de comunicar, que generamos la cultura del fracaso. Cuando vemos esas personas que tienen un sueño, pero tiemblan con solo la idea de dar el primer paso, es porque se olvidaron de cómo se hacía cuando eran niños; cuando sos niño no sentís el peso social, no sentís la vergüenza, no tenés miedo al fracaso porque no sabés lo que es fracasar y por tanto avanzás. Cuando sos grande y tenés más conocimiento, más experiencia…
L: Toda la programación que pesa…
E: La programación se convierte en mochilas que cada día pesan más y van a pesar mucho más cuando llegue la hora del cajón y digamos todo lo que no hice. Entonces yo siempre le digo a todos los emprendedores que vienen acá, “si esto te va a pesar, más vale que empieces ahora a liberarte ahora de todo ese peso ¿o vas a esperar a que te llegue la hora?” Yo me miro a mí mismo al espejo y digo, “tengo 48 años, me sigo sintiendo de 20, pero tengo 48;” 48 es más de la mitad de la esperanza de vida y estoy contentísimo con lo que hice, pero veo que el tiempo se me pasa volando. Entonces, ¿si hoy no experimento? ¿si hoy no pruebo? ¿para cuándo lo voy a dejar? Y ahí viene un concepto interesantísimo: si tienen miedo al fracaso, dejen de llamarle “fracaso” y llámenle “experimentar”, porque experimentar te da permiso a equivocarte. Si yo voy a mi esposa o a mi jefe y le digo “tengo ganas de probar esto pero tengo riesgo de fracasar” probablemente yo mismo esté generando una onda negativa incentivando a los demás a que me digan “no lo hagas.” Ahora si yo digo “voy a experimentar y en este experimento voy a probar esto y esto, y lo que puede pasar es esto o esto otro” condicionamos el pensamiento de todos los que están en mi contexto y les demostramos que sabemos lo que sabemos hacer y hasta dónde podemos perder.
L: Pero es hasta necesario, el tema fracasar es un lugar al que nadie quiere llegar pero después cuando lo pasás mirás para atrás y decís “menos mal.” De hecho, tengo entendido, vos sabrás mejor que yo, hay países como Estados Unidos que valoran en el currículum del empleado la cantidad de fracasos porque eso supone que tiene una tolerancia a situaciones riesgosas mucho más que una persona que nunca se arriesgó y nunca fracasó.
E: No solamente eso, en el Uruguay los fracasos se esconden, si tenés que mandar un curriculum tratás que no se note, cambiás alguna fecha, ajustás algo… En vez de analizarlo y decir “¿qué aprendí?” Tengo que aclarar algo, hay distintos tipo de fracaso, está el que fracasa con las botas puestas, y está el que fracasó porque se quedó durmiendo. Hay fracasos y fracasos... hay fracasos de los cuales unos se tiene que sentir orgulloso, te puedo contar muchísimos que he tenido a lo largo de la vida en los cuales por crisis, por circunstancias de la vida, me terminé fundiendo en los emprendimientos que realizaba, y sin embargo, me siento orgulloso de lo que hice hasta el último momento y hasta de cómo reaccioné con la gente que me rodeaba. De esos fracasos uno se tiene que sentir orgulloso, pero si fracasaste porque procediste mal, no le pusiste la energía adecuada, también vas a aprender, va a ser una enseñanza igual, pero claramente no me voy a sentir orgulloso.
L: Fracaso por movilidad y por inmovilidad sería, ¿no?
E: Exactamente.
L: Entonces yo siento que nos concentramos siempre en la formación de los jóvenes en adelante, pero ya desde niños en lo que es el sistema educativo tenemos esa cultura de si hacemos las cosas bien, el premio y si hacemos las cosas mal, el castigo. ¿Podemos decir que esto está enraizado en algo mucho más profundo que simplemente la carrera universitaria o la formación que elegimos de grandes?
E: Bueno, está enraizado con nuestra cultura, con nuestros orígenes predominantemente españoles e italianos en los cuales la cultura del fracaso es parte de su cultura, y la cultura de penalizar el fracaso es algo que es muy intrínseco a estos dos países. Entonces en Uruguay esto lo vemos desde las casas y lo vemos en las escuelas, y lo peor de todo no es tanto el premio y es castigo, sino el hecho de que permanentemente te comparás. Y el proceso educativo no es un proceso que todos los tenemos que transitar de la misma manera. Lo que suele pasar es que cuando estás en primero de escuela, y algo que a mí me encanta comparar es con mis hijos, para mí antes de entrar en la Escuela yo tenía a Einstein en mi casa, eran genios, eran esponjitas que aprendían todo. Pero cuando llegaron a la escuela empezaron los miedos, las comparaciones: “yo no dibujo bien,” “¿cómo que no dibujas bien? ¡dibujas fenómeno!” y sin embargo te dicen “no, pero Carlitos dibuja perfecto y yo...”
E: Es interesantísimo porque de alguna manera toda esa condición de miedo es aprendida. Todos hemos visto nenes chiquitos aprendiendo a caminar, el nene se cae una y otra vez, se levanta, quizás llora, pero en todo momento tiene la guía del padre o del padre que lo llaman, que lo alientan hasta que finalmente un día lo logran y es el mayor regalo para una madre o un padre cuando ves que tu hijo salió caminando y se va caminando solo. Y eso que parece tan natural, cuando nuestros hijos nos dicen “quiero ser artista” o cualquier profesión que sea no tradicional, en vez de estimularlo, reforzarlo, lo que hacemos es castigarlo. ¿Por qué somos tan buenos coach con niños chiquitos y tan malos cuando nuestros hijos quieren despegar con lo que realmente siente? Y es con esa forma de enseñar, de comunicar, que generamos la cultura del fracaso. Cuando vemos esas personas que tienen un sueño, pero tiemblan con solo la idea de dar el primer paso, es porque se olvidaron de cómo se hacía cuando eran niños; cuando sos niño no sentís el peso social, no sentís la vergüenza, no tenés miedo al fracaso porque no sabés lo que es fracasar y por tanto avanzás. Cuando sos grande y tenés más conocimiento, más experiencia…
L: Toda la programación que pesa…
E: La programación se convierte en mochilas que cada día pesan más y van a pesar mucho más cuando llegue la hora del cajón y digamos todo lo que no hice. Entonces yo siempre le digo a todos los emprendedores que vienen acá, “si esto te va a pesar, más vale que empieces ahora a liberarte ahora de todo ese peso ¿o vas a esperar a que te llegue la hora?” Yo me miro a mí mismo al espejo y digo, “tengo 48 años, me sigo sintiendo de 20, pero tengo 48;” 48 es más de la mitad de la esperanza de vida y estoy contentísimo con lo que hice, pero veo que el tiempo se me pasa volando. Entonces, ¿si hoy no experimento? ¿si hoy no pruebo? ¿para cuándo lo voy a dejar? Y ahí viene un concepto interesantísimo: si tienen miedo al fracaso, dejen de llamarle “fracaso” y llámenle “experimentar”, porque experimentar te da permiso a equivocarte. Si yo voy a mi esposa o a mi jefe y le digo “tengo ganas de probar esto pero tengo riesgo de fracasar” probablemente yo mismo esté generando una onda negativa incentivando a los demás a que me digan “no lo hagas.” Ahora si yo digo “voy a experimentar y en este experimento voy a probar esto y esto, y lo que puede pasar es esto o esto otro” condicionamos el pensamiento de todos los que están en mi contexto y les demostramos que sabemos lo que sabemos hacer y hasta dónde podemos perder.
L: Pero es hasta necesario, el tema fracasar es un lugar al que nadie quiere llegar pero después cuando lo pasás mirás para atrás y decís “menos mal.” De hecho, tengo entendido, vos sabrás mejor que yo, hay países como Estados Unidos que valoran en el currículum del empleado la cantidad de fracasos porque eso supone que tiene una tolerancia a situaciones riesgosas mucho más que una persona que nunca se arriesgó y nunca fracasó.
E: No solamente eso, en el Uruguay los fracasos se esconden, si tenés que mandar un curriculum tratás que no se note, cambiás alguna fecha, ajustás algo… En vez de analizarlo y decir “¿qué aprendí?” Tengo que aclarar algo, hay distintos tipo de fracaso, está el que fracasa con las botas puestas, y está el que fracasó porque se quedó durmiendo. Hay fracasos y fracasos... hay fracasos de los cuales unos se tiene que sentir orgulloso, te puedo contar muchísimos que he tenido a lo largo de la vida en los cuales por crisis, por circunstancias de la vida, me terminé fundiendo en los emprendimientos que realizaba, y sin embargo, me siento orgulloso de lo que hice hasta el último momento y hasta de cómo reaccioné con la gente que me rodeaba. De esos fracasos uno se tiene que sentir orgulloso, pero si fracasaste porque procediste mal, no le pusiste la energía adecuada, también vas a aprender, va a ser una enseñanza igual, pero claramente no me voy a sentir orgulloso.
L: Fracaso por movilidad y por inmovilidad sería, ¿no?
E: Exactamente.
L: Entonces yo siento que nos concentramos siempre en la formación de los jóvenes en adelante, pero ya desde niños en lo que es el sistema educativo tenemos esa cultura de si hacemos las cosas bien, el premio y si hacemos las cosas mal, el castigo. ¿Podemos decir que esto está enraizado en algo mucho más profundo que simplemente la carrera universitaria o la formación que elegimos de grandes?
E: Bueno, está enraizado con nuestra cultura, con nuestros orígenes predominantemente españoles e italianos en los cuales la cultura del fracaso es parte de su cultura, y la cultura de penalizar el fracaso es algo que es muy intrínseco a estos dos países. Entonces en Uruguay esto lo vemos desde las casas y lo vemos en las escuelas, y lo peor de todo no es tanto el premio y es castigo, sino el hecho de que permanentemente te comparás. Y el proceso educativo no es un proceso que todos los tenemos que transitar de la misma manera. Lo que suele pasar es que cuando estás en primero de escuela, y algo que a mí me encanta comparar es con mis hijos, para mí antes de entrar en la Escuela yo tenía a Einstein en mi casa, eran genios, eran esponjitas que aprendían todo. Pero cuando llegaron a la escuela empezaron los miedos, las comparaciones: “yo no dibujo bien,” “¿cómo que no dibujas bien? ¡dibujas fenómeno!” y sin embargo te dicen “no, pero Carlitos dibuja perfecto y yo...”

L: O “él se sacó sote y yo me saqué bueno,” eso de la calificación...
E: Exactamente, y ahí es donde aparecen los miedos al ridículo, a lo que hice, a “hay otros mejores porque lo hacen más rápido” y no necesariamente hacerlo más rápido significa que es mejor… Entonces, hay una cantidad de problemas que hoy el sistema educativo está teniendo que ver con esto de que no se genera una actitud emprendedora. Pero al mismo tiempo hay mucha gente experimentando nuevos modelos, modelos de aprendizaje por proyectos, aprendizaje basados en roles invertidos en el cual el estudiante tiene que investigar para traer a la clase lo que investigó, aprendizajes basados en aprender haciendo, es decir, en vez de estudiar para después aplicar, aplicar, aprender y así avanzar. Entonces, todas estas cosas hay mucha gente investigando.
L: ¿Sentís que hay como un despertar de a poquito a este nuevo territorio del emprendimiento?
E: Sí, hay un despertar a estas nuevas formas de formar personas que sean capaces de quererse un poquito más, generar más confianza y, a su vez, hacerse cargo de lo que hacen. Este proceso es un proceso lento porque nuevamente aparece un problema que es el problema de la masividad y que sea económicamente rentable. Lo que termina pasando es que los modelos educativos hoy por hoy permiten juntar mucha gente, tratarlos como si fueran lotes de fábrica y a partir de ahí sacar sistemáticamente gente con determinadas habilidades. Cuando vamos al otro sistema de educación es mucho más rico pero es mucho más caro. Y ahí hay una disyuntiva que los estados tienen que debatir a ver cómo se hace para lograr estos resultados que hoy se saben son buenos hacerlos de esta otra manera pero todavía son muy difíciles de aplicar en masa específicamente.
L: Bien, último mito que analizamos contigo… el paralelismo entre la carrera y el título con la capacidad de aprender. Hay muchísimos emprendedores que justamente se caracterizaron por no haber terminado su carrera, el liceo o la escuela; fueron personas que se sintieron apretados dentro de esa caja y abrieron. Sin embargo, hay un miedo que es “yo no tengo un título, no estudié nada, no tengo posibilidades.”
E: Sí, claramente se viene una reforma educativa que pasa porque cada uno pueda estudiar a su manera, hoy por hoy a través de internet uno podría perfectamente estudiar cualquier carrera. Claramente internet no te da el contacto corporal, el contacto social que uno requiere para estudiar cualquier carrera, y en las carreras artísticas mucho más, pero en todas las carreras necesitás siempre la interacción con las personas. Claramente hoy en día hay un ideal cultural de perseguir un papel, un título porque tiene la ilusión de que el título te abre puertas, y eso es parte de lo que hay que empezar a cambiar: ¿cómo hacemos para que la gente en lugar de ser un junta papeles sea junta conocimiento, junta experiencias, junta crecimiento? Entonces ahí hay un tema cultural porque antes vos tenías el título de ingeniero, doctor o lo que sea y te abría puertas, te abría estatus social, te abría las posibilidades de un futuro. Hoy en día eso ya no está garantizado, estamos en un mundo en el cual podés tener un título y podés terminar planchando o lavando copas o cualquier otra cosa. Por un lado, eso se ha desacoplado, y por el otro, tenemos más jóvenes que durante la carrera realizan variedad de hobbies o profesiones alternativas y eso genera flexibilidad mental, capacidades diferentes que permiten generar competencias distintas y que eso en general es lo que termina abriendo más puertas. Entonces, un joven que durante su carrera tuvo la oportunidad de irse a una comunidad de artistas, indígena o de otro país y vivir ahí una experiencia, eso es un proceso educativo increíble. Quizás muchos pueden decir “pero se va a retrasar el título” ¿qué es más importante el papel...?
L: Claro, porque tenemos el tiempo ahí, como si el tiempo fuera un plazo, un límite porque después de cierta edad ya estamos grandes, el tema de la edad pesa.
E: Porque vivimos en una edad en la que culturalmente tenés que estar recibido a tal edad, tenés que casarte a tal edad y tener hijos a tal edad, y eso lo que hace es encorsetar. Hoy por hoy lo que está pasando cada vez más es que estos jóvenes que se desacoplan del sistema es porque ven oportunidades que en el sistemas no las están viendo. También hay una especie de mito en el cual se dice Bill Gates -porque todos los americanos son de los que se dice…- fulanito nunca estudió y logró…
L: No terminó la facultad… Steve Jobs que es como un referente que se fue y dejó la facultad...
E: Ahí va, yo creo que en definitiva se confunde el dejar la facultad con el aprender, entonces yo creo que Steve Jobs no dejó de aprender hasta el último día de su vida. Y muchas veces, sin querer, hacemos daño cuando le pasamos el mensaje a los jóvenes diciendo “no estudies, sin estudiar vas a poder llegar lejos” y en realidad, hoy gran parte del éxito de los que les va bien, es que son los mejores o muy buenos en lo que realmente aman, sea la pintura, la danza, la ingeniería o la física, pero cada uno de los que ves que le va bien, en lo suyo son los mejores… Lo que sí está pasando es que de repente lo aprendieron por internet o a través del diario.
L: No fue por los canales convencionales pero no es que dejaron...
E: Y ese es el mensaje que hay que reforzar: si tenés un sueño podés conseguir una red de conocimientos a través de la cual podés llegar a donde quieras, y no necesariamente lo vas a encontrar en un esquema formal. Es ahí donde centros, como el que tenés tú de entrenamiento o el centro de innovación, dan una oportunidad a esos jóvenes que tienen un sueño pero que no encajan, o encajan pero a su vez quieren reforzar otras cosas, ese es el nuevo desafío.
L: Bueno, te hago la pregunta que tuvieron que responder todos: en conclusión, ¿creés que se puede vivir del arte en el Uruguay? ¿Somos un país amistoso para vivir de nuestros sueños?
E: A ver, somos un país que no es amistoso, para nada, absolutamente, psin embargo creo que sí se puede vivir, que no es una limitante y la limitante pasa por quedar atrapado en la pequeña aldea, Uruguay es una pequeña aldea en la cual culturalmente, a nivel de recursos, de conocimientos en algunos casos y nos va diciendo “si no vas por acá, no podés llegar a este otro y esto no lo vas a alcanzar.” Entonces, aquellos que quedan encerrados en esa pequeña aldea y no se animan hackear sus límites, no se animan a salirse un poquito del sistema -pero siempre persiguiendo su sueño y con la tenacidad para llegar a la perfección- si no logran salirse de eso, seguramente no lleguen.
Lo digo por la positiva, si nosotros hoy en el Uruguay, que es una pequeña aldea, queremos salir adelante porque tenemos un sueño, se puede. ¿Por qué se puede? Porque la actitud emprendedora se construye, ¿cómo se construye? Primero, teniendo una razón por la cual voy a hacer lo que voy a hacer, cuando uno desde la razón es capaz de comunicar primero a uno mismo y luego a los otros la razón el porqué hace lo que hace, eso se convierte en el motor que te permite día a día levantarte por más que llueva, aunque todavía no tengas un peso en el bolsillo, levantarte porque querés salir adelante. Entonces, lo primero es tener una razón, lo segundo es decir “¿qué tengo hoy?” y con lo que tengamos hoy decir cuál es el paso que puedo dar para acercarme a lo que quiero, y ahí no dudar, animarse a dar ese paso porque el solo hecho de haber dado ese primer paso no va a reforzar en la razón y en el sueño, y al mismo tiempo -y esto es lo más importante- nos va a permitir ver el problema o la oportunidad desde otra perspectiva.
Así, al día siguiente, avanzar hacia el sueño de manera persistente. Si lo tuviera que resumir, se puede emprender siempre y cuando tengas un sueño, creas la razón que impulsa ese sueño, seas capaz de todos los días dar un paso de manera persistente y a partir de ahí construir las redes, construir tu entorno, generar una espiral positiva y soñar y llegar a lo que uno quiere.
L: Bueno, te iba a preguntar qué le dirías a los jóvenes que están escuchando esta entrevista pero supongo que era eso, ¿no?
E: Que no dejen de soñar... (risas)
L: Bueno, Enrique, muchas gracias por este tiempo que nos brindaste.
E: Exactamente, y ahí es donde aparecen los miedos al ridículo, a lo que hice, a “hay otros mejores porque lo hacen más rápido” y no necesariamente hacerlo más rápido significa que es mejor… Entonces, hay una cantidad de problemas que hoy el sistema educativo está teniendo que ver con esto de que no se genera una actitud emprendedora. Pero al mismo tiempo hay mucha gente experimentando nuevos modelos, modelos de aprendizaje por proyectos, aprendizaje basados en roles invertidos en el cual el estudiante tiene que investigar para traer a la clase lo que investigó, aprendizajes basados en aprender haciendo, es decir, en vez de estudiar para después aplicar, aplicar, aprender y así avanzar. Entonces, todas estas cosas hay mucha gente investigando.
L: ¿Sentís que hay como un despertar de a poquito a este nuevo territorio del emprendimiento?
E: Sí, hay un despertar a estas nuevas formas de formar personas que sean capaces de quererse un poquito más, generar más confianza y, a su vez, hacerse cargo de lo que hacen. Este proceso es un proceso lento porque nuevamente aparece un problema que es el problema de la masividad y que sea económicamente rentable. Lo que termina pasando es que los modelos educativos hoy por hoy permiten juntar mucha gente, tratarlos como si fueran lotes de fábrica y a partir de ahí sacar sistemáticamente gente con determinadas habilidades. Cuando vamos al otro sistema de educación es mucho más rico pero es mucho más caro. Y ahí hay una disyuntiva que los estados tienen que debatir a ver cómo se hace para lograr estos resultados que hoy se saben son buenos hacerlos de esta otra manera pero todavía son muy difíciles de aplicar en masa específicamente.
L: Bien, último mito que analizamos contigo… el paralelismo entre la carrera y el título con la capacidad de aprender. Hay muchísimos emprendedores que justamente se caracterizaron por no haber terminado su carrera, el liceo o la escuela; fueron personas que se sintieron apretados dentro de esa caja y abrieron. Sin embargo, hay un miedo que es “yo no tengo un título, no estudié nada, no tengo posibilidades.”
E: Sí, claramente se viene una reforma educativa que pasa porque cada uno pueda estudiar a su manera, hoy por hoy a través de internet uno podría perfectamente estudiar cualquier carrera. Claramente internet no te da el contacto corporal, el contacto social que uno requiere para estudiar cualquier carrera, y en las carreras artísticas mucho más, pero en todas las carreras necesitás siempre la interacción con las personas. Claramente hoy en día hay un ideal cultural de perseguir un papel, un título porque tiene la ilusión de que el título te abre puertas, y eso es parte de lo que hay que empezar a cambiar: ¿cómo hacemos para que la gente en lugar de ser un junta papeles sea junta conocimiento, junta experiencias, junta crecimiento? Entonces ahí hay un tema cultural porque antes vos tenías el título de ingeniero, doctor o lo que sea y te abría puertas, te abría estatus social, te abría las posibilidades de un futuro. Hoy en día eso ya no está garantizado, estamos en un mundo en el cual podés tener un título y podés terminar planchando o lavando copas o cualquier otra cosa. Por un lado, eso se ha desacoplado, y por el otro, tenemos más jóvenes que durante la carrera realizan variedad de hobbies o profesiones alternativas y eso genera flexibilidad mental, capacidades diferentes que permiten generar competencias distintas y que eso en general es lo que termina abriendo más puertas. Entonces, un joven que durante su carrera tuvo la oportunidad de irse a una comunidad de artistas, indígena o de otro país y vivir ahí una experiencia, eso es un proceso educativo increíble. Quizás muchos pueden decir “pero se va a retrasar el título” ¿qué es más importante el papel...?
L: Claro, porque tenemos el tiempo ahí, como si el tiempo fuera un plazo, un límite porque después de cierta edad ya estamos grandes, el tema de la edad pesa.
E: Porque vivimos en una edad en la que culturalmente tenés que estar recibido a tal edad, tenés que casarte a tal edad y tener hijos a tal edad, y eso lo que hace es encorsetar. Hoy por hoy lo que está pasando cada vez más es que estos jóvenes que se desacoplan del sistema es porque ven oportunidades que en el sistemas no las están viendo. También hay una especie de mito en el cual se dice Bill Gates -porque todos los americanos son de los que se dice…- fulanito nunca estudió y logró…
L: No terminó la facultad… Steve Jobs que es como un referente que se fue y dejó la facultad...
E: Ahí va, yo creo que en definitiva se confunde el dejar la facultad con el aprender, entonces yo creo que Steve Jobs no dejó de aprender hasta el último día de su vida. Y muchas veces, sin querer, hacemos daño cuando le pasamos el mensaje a los jóvenes diciendo “no estudies, sin estudiar vas a poder llegar lejos” y en realidad, hoy gran parte del éxito de los que les va bien, es que son los mejores o muy buenos en lo que realmente aman, sea la pintura, la danza, la ingeniería o la física, pero cada uno de los que ves que le va bien, en lo suyo son los mejores… Lo que sí está pasando es que de repente lo aprendieron por internet o a través del diario.
L: No fue por los canales convencionales pero no es que dejaron...
E: Y ese es el mensaje que hay que reforzar: si tenés un sueño podés conseguir una red de conocimientos a través de la cual podés llegar a donde quieras, y no necesariamente lo vas a encontrar en un esquema formal. Es ahí donde centros, como el que tenés tú de entrenamiento o el centro de innovación, dan una oportunidad a esos jóvenes que tienen un sueño pero que no encajan, o encajan pero a su vez quieren reforzar otras cosas, ese es el nuevo desafío.
L: Bueno, te hago la pregunta que tuvieron que responder todos: en conclusión, ¿creés que se puede vivir del arte en el Uruguay? ¿Somos un país amistoso para vivir de nuestros sueños?
E: A ver, somos un país que no es amistoso, para nada, absolutamente, psin embargo creo que sí se puede vivir, que no es una limitante y la limitante pasa por quedar atrapado en la pequeña aldea, Uruguay es una pequeña aldea en la cual culturalmente, a nivel de recursos, de conocimientos en algunos casos y nos va diciendo “si no vas por acá, no podés llegar a este otro y esto no lo vas a alcanzar.” Entonces, aquellos que quedan encerrados en esa pequeña aldea y no se animan hackear sus límites, no se animan a salirse un poquito del sistema -pero siempre persiguiendo su sueño y con la tenacidad para llegar a la perfección- si no logran salirse de eso, seguramente no lleguen.
Lo digo por la positiva, si nosotros hoy en el Uruguay, que es una pequeña aldea, queremos salir adelante porque tenemos un sueño, se puede. ¿Por qué se puede? Porque la actitud emprendedora se construye, ¿cómo se construye? Primero, teniendo una razón por la cual voy a hacer lo que voy a hacer, cuando uno desde la razón es capaz de comunicar primero a uno mismo y luego a los otros la razón el porqué hace lo que hace, eso se convierte en el motor que te permite día a día levantarte por más que llueva, aunque todavía no tengas un peso en el bolsillo, levantarte porque querés salir adelante. Entonces, lo primero es tener una razón, lo segundo es decir “¿qué tengo hoy?” y con lo que tengamos hoy decir cuál es el paso que puedo dar para acercarme a lo que quiero, y ahí no dudar, animarse a dar ese paso porque el solo hecho de haber dado ese primer paso no va a reforzar en la razón y en el sueño, y al mismo tiempo -y esto es lo más importante- nos va a permitir ver el problema o la oportunidad desde otra perspectiva.
Así, al día siguiente, avanzar hacia el sueño de manera persistente. Si lo tuviera que resumir, se puede emprender siempre y cuando tengas un sueño, creas la razón que impulsa ese sueño, seas capaz de todos los días dar un paso de manera persistente y a partir de ahí construir las redes, construir tu entorno, generar una espiral positiva y soñar y llegar a lo que uno quiere.
L: Bueno, te iba a preguntar qué le dirías a los jóvenes que están escuchando esta entrevista pero supongo que era eso, ¿no?
E: Que no dejen de soñar... (risas)
L: Bueno, Enrique, muchas gracias por este tiempo que nos brindaste.
¡Gracias Enrique!
Gracias por este mano a mano con Artista Emprendedor.
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Así es el CIE - Centro de Innovación y Emprendimientos :
Entrevista realizada en: CIE - Centro de Innovación y Emprendimientos | Entrevistado: Enrique Topolansky | Entrevista realizada por: Leticia Mato | Asistencia: Paola Núñez | | Edición: Jorge Bentancur | Idea original: Artista Emprendedor con el apoyo de CIE - Centro de Innovación y Emprendimientos ORT y Red Emprende Cultura
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